martes, 1 de abril de 2014

Papel para las papilas

En este apartado haremos un breve inciso en un producto japonés que nos permite un sinfín de ideas creativas. El obulato.
El obulato es un papel hecho de harina de patata o arroz que en contacto con la humedad se funde y desaparece sin dejar rastro. No parece nada interesante excepto por las horas de trabajo que se han invertido en saber de que es capaz este producto. Puedes hornearlo, freírlo o congelarlo que él seguirá con las mismas propiedades.
Es un papel flexible y sobretodo muy sensible a la humedad, para ello es necesario:
- Tratarlo en un material seco o silpat.
- Conservarlo en lugares secos.
- Manejarlo con las manos secas o usando guantes de vinilo.

Ahora es cuando viene la imaginación y algunos ejemplos de platos realizados con este papel comestible.

Ravioli:

Se coloca un poco de relleno en el obulato que para cerrarlo usaremos una selladora lateral. Con el calor que aplica esta selladora el obulato se funde lo suficiente para quedarse unido.
Lo ideal es que el relleno fuese líquido pero como la humedad hace que se funda será mejor idea usar una grasa. Algunos ejemplos son aceites o pralinés.

Snack:

Usando caramelo triturando o pintando los obulatos con almíbar se pueden hacer formas como cilindros, conos o dejarlos tal cual. Por ejemplo: Se tritura un caramelo de fresa y estiramos los papeles de obulato en un silpat. Con ayuda de un tamizador espolvoreamos una capa fina por cada obulato y espolvoreamos un poco de fresa lyo. Lo metemos al horno para que el caramelo se funda y se adhiera al papel. Lo sacamos del horno y le moldeamos. Al enfriar el caramelo se vuelve a poner duro y crujiente.





Deshidratado y frito:

Se pueden colocar varias capas de papel usando como elemento de unión un producto termo-irreversible como la clara de huevo o usando el ya mencionado almíbar o alimentos con base de azúcar. Dani García coloca varias capas de obulatos pintadas con clara de huevo en el que a la última capa se dispone unos cuantos camarones y se fríen en aceite de oliva para que sufle.
Otra opción es pintar las capas con soja y espolvorear un poco de sésamo tostado. En vez de hornear o freírlo ésta vez se deshidrata. El resultado es como el de un cristal.


Lo mejor de éste mundo es que no tiene fin, siempre salen productos y máquinas nuevas que nos permiten seguir avanzando. Así da gusto dedicarse a ello.

"Yo cocino por inquietud, por pura curiosidad" Josean Martínez Alija.


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