Ahora que se acaban las navidades y los atracones cárnicos, hablaremos como hacer un pollo asado al gusto de todos.
El pollo asado es fácil, un poco de vino para que no se seque, horno a 180ºC y a la hora y media el pollo está hecho. Es común escuchar cosas como "la pechuga está muy dura" o "el muslo está crudo" y es por que si la pechuga está en su punto idóneo, el muslo no lo está y viceversa. Para evitar una sobre-cocción en la parte externa de la carne es bañar el producto en salmuera para que los jugos queden intactos en la carne, no se escapen y el animal quede seco. Otra forma para evitar cubrir el pollo con agua y sal, es inyectarlo en la carne, la función es la misma y la parte de la piel no queda salada.
El factor determinante para una buena elaboración es la temperatura. La temperatura interior de una carne y de un pescado marca la diferencia entre un buen y mal cocinero. Ya hemos visto el ejemplo del salmón y como unos 41ºC dejan el salmón en un punto muy jugoso. Veréis, una pechuga para que esté tierna y jugosa la temperatura interior ha de ser de unos 58-60ºC mientras que la de la pata y muslo del pollo ronda los 64ºC. Hay diferencia, sobretodo si contamos con que la temperatura de las alas son de 62ºC. Horneando el pollo a una temperatura de unos 65ºC durante unas 4 horas conseguiremos un pollo jugoso.
Por supuesto, un pollo asado tiene que tener la piel crujiente. La piel crujiente la conseguimos con poca humedad y mucha temperatura para que evapore la contenida en la piel y quede bien tersa. Lo que se haría, tras haber cocinado el pollo a una temperatura controlada es subir la temperatura del horno al máximo y dejar que la piel pardee. Es un proceso muy rápido, al igual que en las patatas fritas. La carne del pollo no se verá afectada en gran medida.
La forma más curiosa de hacerlo, para que no haya que voltear el pollo es meterle por el orificio anal una lata de cerveza. Tiene su explicación, por supuesto:
En casa, hay que voltear el pollo de vez en cuando (cada media hora o así) para que no se humedezca la parte inferior y la piel quede crujiente por todos lados. La manera más lógica sería conseguir que el pollo permaneciese de pié en todo momento, para que el calor penetre en todas las partes del ave por igual. Como dirían los abuelos, métele una lata de cerveza por el culo y a volar. Pues funciona.
La forma para hacerlo en casa sería bien sencilla. Horno a 80ºC, el horno de casa no tiene para fijar temperaturas más bajas y que estas sean estables. Limpiamos bien el pollo y le insertamos una lata de cerveza vacía por el orificio inferior. Lo colocamos con mucho cuidado y de pié en el horno precalentado. Se controla siempre que la temperatura no supere los 65ºC con ayuda de un termómetro, que vale 30 euros en Makro. El tiempo puede variar de un pollo a otro, pero no dura más de cuatro horas el proceso. Si se ralentiza hay que subir la temperatura del horno. Una vez cocido, se deja enfriar a temperatura ambiente y programamos el horno a su temperatura máxima (para un horno casero ronda los 250ºC). Con el horno muy caliente, colocamos de la misma manera, sin quemarnos claro, el pollo dentro del electrodoméstico. La reacción de Maillard será rápida y pronto la piel oscurecerá, hay que estar como un águila.
Todos contentos, un pollo asado en su punto, unas patatas fritas perfectas y hasta el más pijo se pone de pié.
"Hago una cocina muy simple. Tres cosas bien puestas y que estén buenas. No necesito nada más." Pepe Rodriguez Rey.
"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" Albert Einstein
martes, 7 de enero de 2014
jueves, 14 de noviembre de 2013
Combina con el color
Las frutas y verduras tienen colores característicos dado su programa genético, así las zanahorias tienen ese color anaranjado debido a los carotenoides y los tomates el color rojizo debido al licopeno.
Yendo a comer un día a un restaurante de un centro comercial había un plato que era "crema de calabaza con naranja" y a partir de ahí me dio por pensar:
Hay muchas frutas de un mismo color como las zanahorias, calabazas y naranja. En la cocina y a la hora de comer estos alimentos nos damos cuenta de que no solo comparten mismo color, sino que combinan y casan muy bien a la hora de comerlos juntos. Podemos hacer un puré de calabaza con un toque de naranja o una tarta de zanahoria con ralladura de pomelo.
No es extraño ver una crema de calabacín aromatizada con hojas de hierbabuena, puede ser por el frescor pero seguro que con acelga o espinacas también iría ideal.
Lo mismo ocurre con el polémico gazpacho de cereza, sustituyendo el tomate por cerezas, frambuesas o fresas; aguacate y melón o tomate y sandía.
Puede resultar algo obvio pero nadie se para a pensar estar combinaciones dentro de su propia estructura genética, ni el por qué compartir unas vitaminas o tener la misma longitud de onda puede afectar tanto a la hora de degustar el alimento.
Una de las últimas combinaciones que he probado es el ajoblanco con coco, la almendra que es el fruto que da el color a esta sopa es de color blanco al igual que el coco, la mezcla de sabores entre los dos como no, es genial. Cualquier día aprovecho el cambio de pigmentación que sufren los mariscos (del gris verdoso al rojo) para combinarlos con pimientos o similar. Desde crema de guisantes con albahaca que también puede resultar, hasta una combinación de pimiento amarillo con plátano.
Éste es un campo abierto y que no se ha dado aún mucho de sí. Cuestión de probar y probar. Quizás el amarillo al ser un color cálido como el rojo sea una razón por la que la mezcla de fresa y el plátano sea tan deliciosa. El azul y el verde también se llevan bien, ¿arándanos con espárragos?. Es aquí cuando me acuerdo de la rueda de colores y ver que pueden ayudarme en un momento dado a la creatividad improvisada de un plato.
Más de uno estará mirando la despensa en busca de maíz y remolacha o arándanos y chocolate. ¡A buscar!
"Complicar una receta es la mejor forma de disfrazar la falta de talento de un cocinero" (Michel Bras)
Yendo a comer un día a un restaurante de un centro comercial había un plato que era "crema de calabaza con naranja" y a partir de ahí me dio por pensar:
Hay muchas frutas de un mismo color como las zanahorias, calabazas y naranja. En la cocina y a la hora de comer estos alimentos nos damos cuenta de que no solo comparten mismo color, sino que combinan y casan muy bien a la hora de comerlos juntos. Podemos hacer un puré de calabaza con un toque de naranja o una tarta de zanahoria con ralladura de pomelo.
No es extraño ver una crema de calabacín aromatizada con hojas de hierbabuena, puede ser por el frescor pero seguro que con acelga o espinacas también iría ideal.
Lo mismo ocurre con el polémico gazpacho de cereza, sustituyendo el tomate por cerezas, frambuesas o fresas; aguacate y melón o tomate y sandía.
Puede resultar algo obvio pero nadie se para a pensar estar combinaciones dentro de su propia estructura genética, ni el por qué compartir unas vitaminas o tener la misma longitud de onda puede afectar tanto a la hora de degustar el alimento.
Una de las últimas combinaciones que he probado es el ajoblanco con coco, la almendra que es el fruto que da el color a esta sopa es de color blanco al igual que el coco, la mezcla de sabores entre los dos como no, es genial. Cualquier día aprovecho el cambio de pigmentación que sufren los mariscos (del gris verdoso al rojo) para combinarlos con pimientos o similar. Desde crema de guisantes con albahaca que también puede resultar, hasta una combinación de pimiento amarillo con plátano.
Éste es un campo abierto y que no se ha dado aún mucho de sí. Cuestión de probar y probar. Quizás el amarillo al ser un color cálido como el rojo sea una razón por la que la mezcla de fresa y el plátano sea tan deliciosa. El azul y el verde también se llevan bien, ¿arándanos con espárragos?. Es aquí cuando me acuerdo de la rueda de colores y ver que pueden ayudarme en un momento dado a la creatividad improvisada de un plato.
Más de uno estará mirando la despensa en busca de maíz y remolacha o arándanos y chocolate. ¡A buscar!
"Complicar una receta es la mejor forma de disfrazar la falta de talento de un cocinero" (Michel Bras)
domingo, 6 de octubre de 2013
Helado al punto de sal
El rico helado, algo que comenzó siendo hielo con sirope se ha convertido en un estudio minucioso sobre textura, temperatura y sabor. Cuando hablamos de helado nos referimos a una crema helada compuesta de agua, grasa, azúcares y lácteos. Cada uno de estos componentes en su proporción precisa nos aporta sabor, textura, anti congelación y estabilidad.
Se usa azúcar porque tiene un punto de congelación muy bajo, lo que permite que el helado no cristalice. Por esta razón es raro encontrar un helado desprovisto de azúcar.
Ya que el mundo del helado es muy extenso y requiere una formulación y un conocimiento en profundidad recomendaré leer el libro Los Secretos del Helado del autor y heladero Angelo Corvitto.
Imaginemos que lo habéis leído...
Bien, la pregunta ahora sería: ¿Se podría hacer un helado sin azúcar? Por las pruebas que hicimos, si.
En un intento de averiguar cuanta sal necesitaríamos para elaborar un helado salado propusimos algo incomestible, 35 gr de sal por litro. Así, a lo loco. Sorprendente el resultado fue satisfactorio ya que aparte de saber a rayos, la sal al tener un punto de congelación bajo, hizo que la mezcla no cristalizase y formase una crema helada.
Con una cantidad menor de sal, a una que se pueda comer, la mezcla salía más cristalizada por lo que había que añadir alcohol. Para cristalizar el alcohol hace falta una temperatura muy baja y el dulzor no es tan elevado, puede valer.
La cantidad de sal que usamos era de un 0.7%, más resultaría salado y la cantidad de alcohol sería la necesaria para conseguir la temperatura de congelación deseada. Teniendo el peso molecular y la cantidad de PAC o punto de congelación (leer el libro) de la sal y del alcohol es muy sencillo hacer una perfecta formulación del helado.
El PAC del alcohol es de 9
El PAC de la sal es de 5.8
Como se puede apreciar el PAC del alcohol es muy bajo y con una cantidad moderada nos valdrá para mantener un helado por debajo de los 12 grados que es la temperatura de servicio.

Cuanta más raras parezcan las ideas, más merecen la pena escucharlas.

lunes, 30 de septiembre de 2013
El gusto en el olfato
Llega el otoño, las sudaderas y las narices taponadas. Entre estornudos y flemas el sabor de los alimentos se pierde, no se llegan a apreciar todos los aromas. Con la nariz taponada los aromas que desprenden las especias como el clavo o la vainilla no se aprecian, esto resulta algo lógico pero al probar un gazpacho con un toque de comino o una paella con esencia de romero no sabe igual... sabe raro.

Con estos datos algunos cocineros como Heston Blumenthal o Ferrán Adriá juegan con los comensales en unos experimentos particulares combinando el sabor del producto con los aromas de las especias dirigidas directamente al olfato.
Heston colocaba dos perfumes, uno de canela y otra de vainilla a los lados de un bizcocho. El comensal primero olía el de canela, daba un bocado al bizcocho y este le sabía a canela. A continuación, olía el de vainilla y éste sabía a vainilla. Esto se debe a que las partículas que quedan en la nariz aún se aprecian en el cerebro y esto acaba en la lengua.
Otro experimento que se puede hacer en casa y es gracioso es combinar azúcar moreno con canela, a quien lo vaya a tomar se le dice que se tape la nariz y pruebe esta combinación. Solo sabrá a azúcar, pero cuando se destape la nariz le golpeará un fuerte olor a canela y lo sentirá también en la boca.
Al paladar hay que educarlo, dicen, pero sin olvidar que el olfato también.
“La canela es dulce y amarga, como las mujeres” Un toque de canela

Con estos datos algunos cocineros como Heston Blumenthal o Ferrán Adriá juegan con los comensales en unos experimentos particulares combinando el sabor del producto con los aromas de las especias dirigidas directamente al olfato.
Heston colocaba dos perfumes, uno de canela y otra de vainilla a los lados de un bizcocho. El comensal primero olía el de canela, daba un bocado al bizcocho y este le sabía a canela. A continuación, olía el de vainilla y éste sabía a vainilla. Esto se debe a que las partículas que quedan en la nariz aún se aprecian en el cerebro y esto acaba en la lengua.
Otro experimento que se puede hacer en casa y es gracioso es combinar azúcar moreno con canela, a quien lo vaya a tomar se le dice que se tape la nariz y pruebe esta combinación. Solo sabrá a azúcar, pero cuando se destape la nariz le golpeará un fuerte olor a canela y lo sentirá también en la boca.
Al paladar hay que educarlo, dicen, pero sin olvidar que el olfato también.
“La canela es dulce y amarga, como las mujeres” Un toque de canela
lunes, 16 de septiembre de 2013
Vodka para que cruja
El rebozado y el empanado cumplen dos objetivos: Aíslan a los alimentos del contacto con el aceite y aportan una textura crujiente y sabrosa. Cuanto más esponjosa sea la masa de rebozar, más crujientes quedarán las frituras.
Para que una masa de rebozar se vuelva más esponjosa se puede añadir levadura química (sobrecitos de levadura Royal) o bicarbonato de sodio, que también genera dióxido de carbono (CO2). El problema del dióxido de carbono es la acidez que produce este gas, que pese a ser útil, barato y fácil de conseguir no deja de ser un impedimento. Otra forma, un poco más moderna, es usar un sifón. Al introducir la masa de rebozar en un sifón y ser el ácido nitroso el que levante la espuma no vuelve amarga la mezcla, también es una ventaja ya que las soluciones ácidas no son buenas para la reacción de maillard y limitan el sabor y el dorado.
La verdad es que el sifón es muy util para las elaboraciones de masas y frituras. Ocupa poco espacio, usas la cantidad que necesitas y como está a presión gracias al óxido nitroso la masa tarda en ponerse mala (no, cuando accionas la palanca para que salga la masa no entra aire). Gracias a estos factores el Chef Adúriz del restaurante vasco Mugaritz ha patrocinado una serie de productos muy útiles para casa.

El alcohol puede ser un poderoso aliado en las masas de fritura y dentro de los alcoholes el más aconsejable es el vodka. Como el aceite está a temperaturas muy elevadas el alcohol del vodka se evapora rápido, perdiendo humedad la masa y ganando en textura. Se puede ver en los rebozados a base de cerveza, pero la cerveza produce dióxido de carbono y ya sabemos que no es lo mejor si queremos unos calamares crujientes y dorados.
Y como siempre, hay un pero. La desventaja del alcohol es que evapora a 30ºC y el aceite esta entre 180-210ºC lo que implica una fuerte evaporación produciendo que la masa se queme muy rápido. Si se va a usar este tipo de rebozados, tiene que ser una fritura rápida y estar muy pendiente.
Sabiendo estos factores físicos, solo nos queda envolver el alimento con una fina capa de harina, maicena o tapioca y elegir la textura deseada:
- Ligera: Masa de tempura o huevo entero.
- Esponjosa: Masa a base de agua y levadura.
- Fina: Masa a base de sidra y bicarbonato.
- Sabrosa: Masa de yema de huevo*.
- Densa: Buñuelo y masa de harina de maíz y mantequilla.
*Masa de yema de huevo: Harina+sal+100 ml agua helada, 30gr de vinagre y media yema. El factor esponjante es el choque térmico entre el agua helada y la temperatura ambiental.
La masa de empanar sigue el mismo principio de desleír el huevo con un poco de vodka y rebozar en pan rallado, panko, arroz, cortezas de cerdo o garbanzos secos.
Hasta algo tan fácil como freír puede ser una tarea compleja y muy sabrosa.
“Un poeta leyendo produce la misma impresión que un cocinero comiendo." karl Kraus; escritor.
martes, 3 de septiembre de 2013
Que bien huele, que poco sabe
Por lo general se pone todo a cocer durante unas horas y "Chimpúm": ¡¡caldichi al canto!!
Pero siempre se puede hacer mejor... vamos a ello:
-La verdura es un punto a tener muy en cuenta, ya que la mayoría de cocineros la tratan como un ingrediente que ayuda, solo eso. Esto ocurre porque al cocer durante tanto tiempo todo el sabor se escapa en forma de niebla desprendiéndose lentamente entre el vapor. Si esto pasa, lo mejor es echarla al final ¿no? Pues si, si tenemos un fondo cociendo durante 4 horas la verdura se añadiría a falta de 45 minutos.
Veréis, cuando ponemos a cocer una cebolla en brunoise la superficie de contacto es mayor que una en mirepoix y por lo tanto dejará mas sabor en el agua.
Toda la verdura cuanto mas pequeña esté cortada mayor rastro de sabor dejará tras de sí.
-Otro problema es cuando el fondo se transforma en la "basura" de la cocina y todo lo que sobra acaba flotando en la superficie... Es aceptable aprovechar las peladuras de las zanahorias, setas, recortes de carnes,verde de puerro..etc, pero echarle a un fondo que hemos rehogado las verduras, asado los huesos y carnes y hemos esperado que arranque desde el frió y lo mantenemos a unos 60 grados. Todo perfecto pero mancharle con comida en estado sospechoso... es fastidiarlo, ¿no os parece?
-Solo queda el olor ese que desprende y que tan bien huele, es un engorro. Si huele es porque el aroma que desprenden las especias, los huesos y las verduras se pierde en el aire. Hay una forma de arreglarlo: filmando la olla y poniendo un bol con hielo encima. Con esto conseguimos que el vapor que emana de la olla se condense en contacto con el bol helado y vuelva a caer en el fondo. La cocina no olerá a nada, porque en realidad no se está escapando nada de nada.
No es tan dificíl haciéndolo bien, ¿a que no?
“Ninguna receta es del todo correcta, siempre hay algo que la mejora” Pablo Arrechea
sábado, 13 de julio de 2013
Comerse una nube de chocolate
En francés Ganache viene a significar textura de nube. Las ganaches son emulsiones de chocolate, nata y mantequilla consiguiendo una textura fina y sedosa. Para conseguir esta textura, se funde el chocolate y se mezcla con la mantequilla y los azúcares se disuelven en la nata. Se vierte poco a poco la nata en el chocolate emulsionando bien. Finalmente se turbina con el túrmix sin introducir aire para conseguir brillo y una textura suave. Para que no se oxide, hay que evitar incorporar aire a la mezcla.

¿Cómo conseguir una buena ganache? Pues bien, el chocolate. El chocolate está formado por azúcar, manteca de cacao y sólidos. Saber esto es fundamental, ya que la exacta proporción de estos ingredientes hará que consigamoss una ganache más resistente.

Según los chocolateros la ganache ideal oscilaría entre una 15-25% de Manteca de cacao (mycrio), un 20% de agua, hasta un 35% de azúcar y hasta un 15% de materia grasa láctica. Falta un 15% formado por los sólidos de chocolate y mantequilla.
Ahora viene lo que hay que estar atento, la formulación.
Por ejemplo, partimos de un chocolate Barry Tanzania con un 75% de cacao, de los cuales 45.4% es materia grasa y los restantes 25% son azúcares.

1) El chocolate.
Ya que vamos a poner un 15% de manteca de cacao divideremos 15 gramos que necesitamos entre los 45.4 gramos que tiene el chocolate y multiplicamos por 100:
(15/45.4)100= 33 gramos de chocolate
2) El azúcar.
Se puede usar azúcar en grano, pero usando glucosa se obtiene una textura más sedosa. Ya que el chocolate tiene un 25% de azúcar:
33*0.25= 8.25 gramos de azúcar
Como necesitamos 35 gramos en total: 35-8.25= 26.75 gramos de azúcar necesitamos
La glucosa está formada por un 80% de azúcar y un 20% de agua, por lo cual:
26.75/0.8= 33.4 gramos de glucosa
3) La nata, que sustituye al agua.
La nata está formada por un 65% de agua y un 35% de materia grasa láctica. Como la glucosa ya tiene un 20% de agua:
33.4*0.2= 6.68 gramos de agua, asi que necesitamos 26.72 gramos. Pero como uso nata:
26.72/0.65= 41.1 gramos de nata
4) La materia grasa láctica: Mantequilla.
La nata tiene un 35% de mantequilla, por lo que:
41.1*0.35=14.4 gramos de mantequilla
Si se añaden sólidos, no se cuentan y si se añaden otros líquidos se le resta a la nata ya que forma parte del agua que debe contener la ganache. Sería entonces:
*33 gramos de chocolate Barry Tanzania
*33.4 gramos de glucosa
*41.1 gramos de nata
*14.4 gramos de mantequilla
“El amor que sentimos por la cocina es lo que nos motiva a hacer cosas y evolucionar, siempre con coherencia, que es algo que muchos han perdido por el camino” Paco Roncero

¿Cómo conseguir una buena ganache? Pues bien, el chocolate. El chocolate está formado por azúcar, manteca de cacao y sólidos. Saber esto es fundamental, ya que la exacta proporción de estos ingredientes hará que consigamoss una ganache más resistente.
Según los chocolateros la ganache ideal oscilaría entre una 15-25% de Manteca de cacao (mycrio), un 20% de agua, hasta un 35% de azúcar y hasta un 15% de materia grasa láctica. Falta un 15% formado por los sólidos de chocolate y mantequilla.
Ahora viene lo que hay que estar atento, la formulación.
Por ejemplo, partimos de un chocolate Barry Tanzania con un 75% de cacao, de los cuales 45.4% es materia grasa y los restantes 25% son azúcares.

1) El chocolate.
Ya que vamos a poner un 15% de manteca de cacao divideremos 15 gramos que necesitamos entre los 45.4 gramos que tiene el chocolate y multiplicamos por 100:
(15/45.4)100= 33 gramos de chocolate
2) El azúcar.
Se puede usar azúcar en grano, pero usando glucosa se obtiene una textura más sedosa. Ya que el chocolate tiene un 25% de azúcar:
33*0.25= 8.25 gramos de azúcar
Como necesitamos 35 gramos en total: 35-8.25= 26.75 gramos de azúcar necesitamos
La glucosa está formada por un 80% de azúcar y un 20% de agua, por lo cual:
26.75/0.8= 33.4 gramos de glucosa
3) La nata, que sustituye al agua.
La nata está formada por un 65% de agua y un 35% de materia grasa láctica. Como la glucosa ya tiene un 20% de agua:
33.4*0.2= 6.68 gramos de agua, asi que necesitamos 26.72 gramos. Pero como uso nata:
26.72/0.65= 41.1 gramos de nata
4) La materia grasa láctica: Mantequilla.
La nata tiene un 35% de mantequilla, por lo que:
41.1*0.35=14.4 gramos de mantequilla
Si se añaden sólidos, no se cuentan y si se añaden otros líquidos se le resta a la nata ya que forma parte del agua que debe contener la ganache. Sería entonces:
*33 gramos de chocolate Barry Tanzania
*33.4 gramos de glucosa
*41.1 gramos de nata
*14.4 gramos de mantequilla
“El amor que sentimos por la cocina es lo que nos motiva a hacer cosas y evolucionar, siempre con coherencia, que es algo que muchos han perdido por el camino” Paco Roncero
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